Construir de lo positivo
Por: Ana Helvia Quintero
Profesora UPR-RP
Año 2006
Entre las concepciones que tenemos que cambiar está la misma concepción sobre el cambio. Ilustraré mi punto en el área educativa, pero entiendo que el argumento es muy parecido en otras áreas del quehacer social.
Corrientemente las estrategias de cambio en la educación parten de la concepción de que la tarea educativa se puede planificar en detalle de antemano. Así, se considera que la labor principal es el desarrollar una filosofía educativa, de la cual surgirán los principios que deben ser implantados. Se visualiza el cambio como un proceso lineal: filosofía, implantación, evaluación.
Bajo este modelo se desarrolla la organización administrativa del Departamento de Educación. El Secretario y su equipo desarrollan la política educativa e instruyen, a través de las cartas y marcos curriculares, las directrices a seguir para su implantación en los diversos niveles del sistema. Este modelo de acción no está dando buenos resultados.
Un elemento que abona al fracaso de este modelo es que parte de una visión incorrecta sobre la realidad escolar, la cual no es ni predecible, ni homogénea, sino llena de contingencias y diversa, por lo cual no se presta para una planificación detallada de antemano. Se requiere un proceso de planificación diferente, más ligado a la práctica y acompañado por un fuerte componente de investigación, reflexión y una disposición hacia el aprendizaje continuo. De hecho, se debe ver la práctica no sólo como lugar de aplicar teorías sino también como generadora de teoría, de ideas, de alternativas.
En nuestro país, junto a los problemas que nos abruman, existen en la práctica múltiples iniciativas positivas que presentan alternativas, ideas y nuevas concepciones. Por ejemplo, el logro de la Sinfónica Juvenil de Villa Palmeras en una competencia internacional. Vemos aquí una alternativa de desarrollo del talento juvenil que tiene resultados de calidad mundial. Así, en el país existen escuelas, programas, maestros que contra viento y marea están construyendo alternativas educativas exitosas.
¿Cómo podríamos partir de estas iniciativas aisladas para construir un movimiento comprensivo de cambio? Propongo un proyecto de investigación en la acción en que en alianza el Departamento de Educación, representantes de las universidades, de proyectos comunitarios, de fundaciones y de la empresa, investiguen cómo construir a partir de iniciativas positivas un mejor sistema educativo. Un primer paso es identificar en el sistema educativo proyectos que presentan alternativas valiosas. A partir de éstas promover una reflexión sobre las metas principales del sistema y examinar sí hay ejemplos en la práctica de cómo lograr cada una de las metas. De aquí surgirán dos líneas de acción. Por un lado, promover, a través de la alianza en torno a la investigación en la acción, que los proyectos que presentan ejemplos de prácticas efectivas compartan entre sí sus experiencias, de forma que cada escuela aprenda nuevos enfoques para ampliar su efectividad. Vamos así acercándonos a construir la escuela ideal. Por otro lado, comenzar a trabajar en ejemplos prácticos de las áreas que no estén siendo atendidas por ningún proyecto.
Los proyectos mejorados por la sinergia de la colaboración se utilizarán de centro de aprendizaje para otras escuelas. Ahora bien, los estudios sobre procesos de cambios en diferentes países muestran que las escuelas necesitan apoyo, no sólo para iniciar cambios, sino para sostenerlos. Por tanto, es necesario investigar cómo atemperar los reglamentos y estructuras del sistema educativo para apoyar la continuidad y multiplicación de las iniciativas positivas. En este aspecto tengo la hipótesis de que un distrito rediseñado podría ser fuente de intercambio, aprendizaje, continuidad, evaluación formativa y de rendir cuentas a la ciudadanía sobre el progreso escolar. Podría asumir muchas de las funciones que ahora tiene el Departamento de Educación, permitiendo así la reducción en tamaño y complejidad del nivel central.
El trabajar en colaboración esta investigación, entre el Departamento de Educación, las universidades, proyectos comunitarios, fundaciones, empresas, podría también ir creando un nuevo modelo de acción que permita atender la complejidad y diversidad del sistema educativo. En el camino también se podrían encontrar formas de dar continuidad a los proyectos positivos fuera de líneas partidistas. Quizás ya estoy soñando con el nuevo país.